El mal ejemplo de Alligator Alcatraz

EDITORIAL

04 de julio 2025 - 03:04

La imagen del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitando el nuevo centro de deportación que las autoridades federales y estatales han instalado en Florida pueden parecer sacadas de una distopía, pero la realidad en los actuales tiempos de populismo político supera a la ficción. El centro, ubicado en un aeródromo al oeste de Miami que, a su vez, está inmerso en la reserva nacional Big Cypress se le ha bautizado como Alligator Alcatraz, porque el centro de detención y deportación pretende ser tan seguro como la mítica prisión de la Bahía de San Francisco, ayudado por las condiciones naturales: los humedales que lo rodean están plagados de caimanes y serpientes pitón. Aunque estaba vacío durante la visita presidencial, la imagen resultó perturbadora: con cubículos enrejados llenos de literas y aseos sin intimidad que están más cerca del imaginario de los barracones de un campo de concentración que de la citada prisión, que no dejaba de ser un centro penitenciario de una democracia. Trump además ha hecho distintas gracietas al hacer declaraciones en relación con la presencia de los peligrosos animales, lo que agrava la deriva que supone una instalación como ésta, que atenta contra la propia historia de cómo se ha forjado la sociedad de EEUU. La gestión de los flujos migratorios es un reto para todas las sociedades avanzadas, porque las personas que emigran de forma irregular sólo buscan un futuro de prosperidad, una oportunidad. Combatir las mafias que se lucran de esas migraciones es una obligación, sin duda. Pero la manera adecuada no es capturando personas que no tienen regularizada su residencia, encerrarlos en las condiciones descritas y deportarlos sin más. Alligator Alcatraz es un pésimo ejemplo de cómo los populismos pretenden solucionar un problema global y que exige, sobre todo, acciones en los países de origen para que ni la miseria, ni los conflictos políticos o bélicos lleven a personas desesperadas a dejarlo todo y emigrar.

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